Los dichos de Lilita Carrió, además de ponernos al tanto
nuevamente sobre su patente gorilismo, incitan a la violencia y convocan a
atentar contra el funcionamiento de uno de los órganos principales de nuestra
democracia, el Congreso. Paradójicamente, Carrió, los medios concentrados de
comunicación que replican hasta el cansancio su nefasto mensaje, y los
dirigentes que hoy se alinean detrás de de las marchas del odio, tratan de erigirse
como salvadores de la República y defensores de las instituciones.
Por eso, como decía el compañero vicegobernador, José Cáceres,
en una nota referida a los hechos de violencia orquestados por la derecha
antichavista en Venezuela, “debemos tener cuidado de quienes diciendo defender
la democracia y la república, apelan a los peores métodos para hacerse del
poder y torcer el rumbo que han tomado nuestros pueblos”. El discurso de la
libertad, la democracia y la defensa de las instituciones y la Constitución, ha
sido, en nuestra historia, el argumento principal de las más crueles y
entreguistas dictaduras. Previo al golpe de 1955, un mensaje similar se difundía
en nuestro país, y pronto, quienes se hacían llamar los libertadores del
pueblo, lo sometieron a la opresión y el fusilamiento, para imponer sus
intereses y prohibirnos el ejercicio de la democracia.
Recordemos que Carrió, fue la que se autodenominó la
estrella número 51 de la bandera de Estados Unidos, la misma que remitió cartas
a las embajadas de Estados Unidos y países de Europa, advirtiendo la difícil
situación que se estaba viviendo en nuestro país. Por eso le exigimos respeto
por la voluntad popular y acusamos a la Diputada, y demás dirigentes que por
acción u omisión avalan y fomentan la violencia de grupos opositores al
gobierno, poniendo en riesgo el libre ejercicio de nuestros derechos, de
cualquier atentado que puedan sufrir nuestra democracia y sus instituciones.
El caso de la Diputada Carrió, no es único y particular.
Recordemos que en Entre Ríos, la Diputada de la UCR, Felicitas Rodríguez,
justificó la deplorable actitud del productor agropecuario Fagúndez, acusado de
atentar contra la vida de cuatro trabajadores de la AFIP, dándole 23 balazos a
la camioneta en que se trasladaban; además, sumemos las declaraciones vertidas
en la ultima reunión de la Mesa de Enlace de los patrones del campo, donde
incluso se insinuó un golpe de Estado, que contó con el mudo asentimiento de
los principales dirigentes de ese sector, sumado el del entrerriano Luis
Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural. Los entrerrianos, a partir del
ultimo gobierno radical, sabemos lo que significa cerrar la legislatura.
A pesar de lo bizarro que puede resultar la ensalada opositora,
de las contradicciones de Lanata, vemos como un escenario de desestabilización
se está pergeñando en nuestro país, y cómo, el ejercicio democrático comienza a
ser una traba para la imposición de los intereses de los sectores privilegiados
de siempre que, a partir de la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia de
la nación, perdieron su trato preferencial.
Sin alarmarnos, pero con seriedad, compromiso, militancia y
solidaridad, debemos construir el escudo que proteja este proyecto nacional,
popular y democrático.
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